Agazapado,
escondido dentro de mi,
oscuro y malvado,
apuntando su afilado cuchillo.
Yo me protejo, tengo mi armadura hecha de años
y mi escudo duro, impenetrable de fe forjado en
el taller de un herrero que es de siempre el mejor.
Miedo, como temerte, como huirte si estás en cada rincón mirando dispuesto al ataque?
Pero sabes bien que no te dejo entrar, que lucho contigo, que me se proteger.
Miedo, tu sombra no me alcanza, no me daña, tu afilada espada se vuelve de goma, para lacerar mi carne, para taladrar mis huesos, por más que intentes, soy más fuerte que tu.
Sigue ahí, escondido, agazapado, esperando el momento de herirme, que yo a mi vez, seguiré dando pasos de gigante, y lograré aplastarte, feo y oscuro enemigo.
TARTACHA.
Que inmenso placer, volver a leerte.
ResponderEliminarAmiga, me alegro de disfrutar de nuevo de tu pluma, aunque sea virtualmente.
Un fuerte abrazo.
A veces hacemos nuestra armadura
ResponderEliminarde diferentes grosores
corazas, algo que proteja
ese interior que ha resistido
a través del tiempo, de los acontecimientos
yo también día a día huyo de entristecerme
y busco la luz, y heme aquí
he llegado a ella.
Un besito amiga
Vanessa