martes, 3 de enero de 2012


La colinita de en frente, está toda contenta, se llena de las risas y el bullicio de los niños que juegan, que corren por ella, que saltan en compañía de un perro que los sigue por todas partes.
El cielo está azul, sin nubes, el cerro es de un verde cambiante, que también se ve contento, pues hoy hay un solecito, que calienta y vigoriza, como hacía ya mucho no se sentía por estos lados.
Me siento en el balcón a llenarme de las risas de los niños, a contemplar ese azul intenso del cielo, a sentir en mi cuerpo el calorcito confortante de ese sol, que ahora escasea tanto.
Cierro mis ojos y aspiro un aroma a helechos frescos que me llega de abajo, escucho a los pájaros que pasan haciendo barullo, recuerdo mi infancia de tejados tibios donde tumbada de espaldad miraba elefantes, caballos, praderas de nubes, que formaba el cielo solo para mi.
Hoy ha sido uno de esos días en que solo quisiera quedarme así, sumergida en esa dulce y vivificante ensoñación, con una tardecita soleada y deliciosamente monótona, llena de la paz de mi entorno, pensando sentada allí, en el pequeño balcón, volando desde allí, sin dirección ni rumbo, atrapada en el verde, envuelta en el azul, arrullada de risas de niños, madurada de recuerdos de niña, elevada del alma hacia el techo, cargada de brisas, asombrada siempre, ensoñada y hermosamente “descualquierada”, sonriendo desde dentro, abandonada por completo a esa sensación, que no tiene precio.
Tartacha, “ensoñecida”

2 comentarios:

  1. pues tomo un sitio
    junto a tí en la colinita
    y me dispongo a disfrutar el paisaje
    a ensoñar y permitirme
    dejar volar a ese pequeño colibrí
    que habita en mi interior,
    en la colinita donde no somos cualquiera....
    y tomarte la mano amiga, un instante
    precioso!!!!
    vanessa

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  2. sos un sol de persona y te quierooooooooooo

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